Para muchos, la mala calidad del aire es exclusiva de los exteriores. Sin embargo, ya que está comprobado que pasamos alrededor del 90% de nuestro tiempo en interiores, debemos prestar atención a la calidad del aire en estos lugares para nuestro bienestar. Es crucial para nuestra salud, productividad e incluso para el consumo de energía.
La ventilación, el uso del espacio y los artículos de la oficina contribuyen a la calidad del aire. Si el aire que respira está contaminado con esporas de moho, radón, fibras de asbesto o cualquier otro contaminante, su salud está en riesgo. Más aún, es posible que no sepa que en la oficina en la que trabaja tiene problemas graves como la infiltración de humedad. Por lo tanto, es importante identificar y resolver rápidamente los problemas.
La mala calidad del aire es de hecho una epidemia responsable de millones de muertes en todo el mundo cada año. Aunque se le presta menos atención, la calidad del aire interior es igualmente preocupante desde una perspectiva de salud y seguridad. Respirar aire contaminado puede provocar todo tipo de efectos en la salud a corto y largo plazo: alergias, asma, mayor riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedades cardíacas, etc.
¿Quiénes pueden verse afectados por la mala calidad del aire interior?
Cualquiera puede sufrir los efectos adversos directamente relacionados con la mala calidad del aire interior de un edificio: sus ocupantes, quienes trabajan allí, visitantes e incluso mascotas. Sin embargo, los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos son más vulnerables. Como puede imaginar, cuantos más contaminantes haya y cuanto más tiempo esté expuesto a ellos, más probabilidades tendrá de desarrollar problemas de salud. Las personas con problemas cardíacos o trastornos respiratorios están en un mayor riesgo.
Los contaminantes pueden ser cualquier gas, vapor, partícula, agente microbiano o sustancia en el aire que pueda tener efectos adversos para la salud. Aquí los dividiremos en tres categorías.
Contaminantes biológicos
- Hongos
- Polen
- Ácaros
- Bacterias
- Virus
Contaminantes químicos
- Monóxido De Carbono (CO)
- Dióxido De Nitrógeno (NO2)
- Formalina
- Amianto
- Ozono
- Compuestos orgánicos volátiles, es decir cualquier sustancia que contenga carbono y emita gases a temperatura ambiente (p. ej., esmalte de uñas, latas de aerosol y ambientadores)
Contaminantes radiológicos
- Radón
Algunos de los contaminantes enumerados generalmente no están presentes en todos los lugares, excepto en ciertas circunstancias: un automóvil estacionado en interior y sin buena ventilación emitirá monóxido de carbono venenoso y otros contaminantes dañinos.
Las causas de la mala calidad del aire interior
- Personas; humo de tabaco, perfumes, olores corporales, CO 2
- Materiales; polvo, gas, amianto, fibra de vidrio
- Limpiadores, disolventes, pesticidas, etc.
- Pinturas (gases, vapores, olores);
- alfombras y tejidos (ácaros);
- lugares húmedos (moho, bacterias, hongos);
- fotocopiadoras, motores eléctricos, purificadores de aire (ozono)
Dentro de cualquier edificio, las causas más probables de la presencia de los contaminantes son, los vapores químicos, la ventilación insuficiente y la humedad causada por el daño del agua o la acumulación de condensación.
¿Cómo identificar la mala calidad del aire interior?
Una prueba de calidad del aire identificará contaminantes como asbesto, moho y otras sustancias en el aire. Saber cuáles están presentes y de dónde provienen lo ayudará a remediar sus problemas. Afortunadamente, es posible monitorear y mejorar la calidad del aire en interiores, comenzando con pruebas regulares de calidad del aire en las habitaciones más utilizadas de su oficina. Estas pruebas de aire le permitirán verificar la presencia de moho, asbesto, radón, COV, así como muchos otros contaminantes que se encuentran regularmente en edificios modernos e interiores.